Con un clima bastante particular y sobre todo con dolores
muy pesados, hoy fui a una clínica de ART, para que me diagnostiquen y/o me
reparen un poco algunos huesos que se van limando de a poco pareciera… o les
falta liquido de frenos o algo por el estilo.
Todo muy lindo cuando decís “buenísimo, no voy a laburar por unos días”, pero eso creo que es solo en mi caso, que mi problema no es grave, aunque viendo algunos laburantes que estaban esperando en los pasillos de la clínica, se te borra cualquier pequeña sonrisa que tengas en la cara…
Al apenas entrar en la clínica, se ven personas sentadas en los pasillos aguardando a ser atendidas, mujeres y hombres, jóvenes y adultos, con diferentes problemas, mínimos y graves. La espera en el pasillo no es muy lindo panorama cuando ves pasar gente rengueando, o con un brazo enyesado, de los cuales obviamente, todos se accidentaron en el trabajo, o camino al mismo…
En una espera para sacar placas, había un hombre que no se podía sentar y caminaba apoyándose en un andador ortopédico, que utilizan las personas que no aguantan el propio peso de su cuerpo. Éste hombre, de unos 45 años, había hecho una mala fuerza en el trabajo y pareciera que tendría hernia de disco o algún problema más serio en la columna, a tal punto que se notaba como sufría de dolor al caminar… Luego una mujer con un pie vendado, vaya a saber porqué, lo que si tenía problemas para caminar, ya que rengueaba y solo se levantaba cuando la llamaban de los consultorios.
Algo que me dio más bronca, fue ver a un joven de unos 23 años, que se acercaba luego para pedir otro turno para un tratamiento de curación, el cual tenía cortado un dedo de la mano derecha, vendado, y parecía estar cicatrizando de a poco con algunas gotas de sangre…
Todas estas personas, y otras muchas más que habían en esa clínica y en todas las que se les ocurra, no son accidentados, son las víctimas del trabajo precario. A todas estas personas nadie les puede decir que las condiciones del trabajo mejoran, o mejoraron… ya que se siguen manteniendo las mismas condiciones de los 90, sin nombrar el trabajo tercerizado, por contrato o en negro, que nadie se hace cargo si se “accidentan” entre las largas jornadas de trabajo o viajando en un transporte público, en el cual hasta llegan a morir los trabajadores después de los agotadores días de trabajo…
Al joven que se corta un dedo en una maquina nadie se lo devuelve, y seguro “ha tenido suerte” de no perder la mano entera o un brazo… Cuando los trabajadores no tendrían que ni siquiera tener que tomar un ibuprofeno por un dolor mínimo de espalda o de cervical. Todas estas cuestiones que quedan al antojo de las patronales que exprimen a jóvenes y adultos, mujeres y hombres, hasta niños, por llenarse los bolsillos… Mientras el gobierno se lava las manos anunciando el “crecimiento económico” y de remate votando una ley de ART´s típica de los ´90, la clase trabajadora sigue rondando de fabrica en fabrica gracias a las agencias que aseguran que solo estés 3 meses con un contrato basura, sigue empastillándose cada mañana para calmar el dolor o mantenerse despiertos, sigue metiéndose en las ART para que te “arreglen” de las quebraduras, los esguinces, las quemaduras, las pérdidas de partes del cuerpo, etc.
A los laburantes se les han robado conquistas durante los últimos 30 años, las cuales se han conseguido con la organización de los mismos en sus lugares de trabajo… Hoy en día hay que volver a organizarse para reclamar lo que realmente nos pertenece, lo que es nuestro, para no dejar la vida en los lugares de trabajo, para que ningún joven tenga que dejar un pedazo de su cuerpo en una maquina que solo le llena los bolsillos a los empresarios, mientras estos se cagan en la vida de esos jóvenes.
Desde la juventud del PTS, y el Movimiento de jóvenes contra la precarización laboral nos organizamos en cada lugar de trabajo y estudio, para golpear juntos y reclamar por todas las reivindicaciones de la clase obrera, independientemente del gobierno y la burocracia sindical que avala a las patronales. Sumate y no permitas que nos sigan matando de a poco como a tantos que se han llevado a lo largo de los años…
Todo muy lindo cuando decís “buenísimo, no voy a laburar por unos días”, pero eso creo que es solo en mi caso, que mi problema no es grave, aunque viendo algunos laburantes que estaban esperando en los pasillos de la clínica, se te borra cualquier pequeña sonrisa que tengas en la cara…
Al apenas entrar en la clínica, se ven personas sentadas en los pasillos aguardando a ser atendidas, mujeres y hombres, jóvenes y adultos, con diferentes problemas, mínimos y graves. La espera en el pasillo no es muy lindo panorama cuando ves pasar gente rengueando, o con un brazo enyesado, de los cuales obviamente, todos se accidentaron en el trabajo, o camino al mismo…
En una espera para sacar placas, había un hombre que no se podía sentar y caminaba apoyándose en un andador ortopédico, que utilizan las personas que no aguantan el propio peso de su cuerpo. Éste hombre, de unos 45 años, había hecho una mala fuerza en el trabajo y pareciera que tendría hernia de disco o algún problema más serio en la columna, a tal punto que se notaba como sufría de dolor al caminar… Luego una mujer con un pie vendado, vaya a saber porqué, lo que si tenía problemas para caminar, ya que rengueaba y solo se levantaba cuando la llamaban de los consultorios.
Algo que me dio más bronca, fue ver a un joven de unos 23 años, que se acercaba luego para pedir otro turno para un tratamiento de curación, el cual tenía cortado un dedo de la mano derecha, vendado, y parecía estar cicatrizando de a poco con algunas gotas de sangre…
Todas estas personas, y otras muchas más que habían en esa clínica y en todas las que se les ocurra, no son accidentados, son las víctimas del trabajo precario. A todas estas personas nadie les puede decir que las condiciones del trabajo mejoran, o mejoraron… ya que se siguen manteniendo las mismas condiciones de los 90, sin nombrar el trabajo tercerizado, por contrato o en negro, que nadie se hace cargo si se “accidentan” entre las largas jornadas de trabajo o viajando en un transporte público, en el cual hasta llegan a morir los trabajadores después de los agotadores días de trabajo…
Al joven que se corta un dedo en una maquina nadie se lo devuelve, y seguro “ha tenido suerte” de no perder la mano entera o un brazo… Cuando los trabajadores no tendrían que ni siquiera tener que tomar un ibuprofeno por un dolor mínimo de espalda o de cervical. Todas estas cuestiones que quedan al antojo de las patronales que exprimen a jóvenes y adultos, mujeres y hombres, hasta niños, por llenarse los bolsillos… Mientras el gobierno se lava las manos anunciando el “crecimiento económico” y de remate votando una ley de ART´s típica de los ´90, la clase trabajadora sigue rondando de fabrica en fabrica gracias a las agencias que aseguran que solo estés 3 meses con un contrato basura, sigue empastillándose cada mañana para calmar el dolor o mantenerse despiertos, sigue metiéndose en las ART para que te “arreglen” de las quebraduras, los esguinces, las quemaduras, las pérdidas de partes del cuerpo, etc.
A los laburantes se les han robado conquistas durante los últimos 30 años, las cuales se han conseguido con la organización de los mismos en sus lugares de trabajo… Hoy en día hay que volver a organizarse para reclamar lo que realmente nos pertenece, lo que es nuestro, para no dejar la vida en los lugares de trabajo, para que ningún joven tenga que dejar un pedazo de su cuerpo en una maquina que solo le llena los bolsillos a los empresarios, mientras estos se cagan en la vida de esos jóvenes.
Desde la juventud del PTS, y el Movimiento de jóvenes contra la precarización laboral nos organizamos en cada lugar de trabajo y estudio, para golpear juntos y reclamar por todas las reivindicaciones de la clase obrera, independientemente del gobierno y la burocracia sindical que avala a las patronales. Sumate y no permitas que nos sigan matando de a poco como a tantos que se han llevado a lo largo de los años…
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